La pandemia nos ha hecho más vulnerables y sobrevivir a ella nos hace más fuertes. No hay término medio, pero sí memoria, y la sociedad murciana ha tomado conciencia de la labor que realizan los profesionales de actividades esenciales

La crisis de origen sanitario que nos azota desde el pasado mes de marzo ha dado visibilidad a profesiones esenciales, de cuya labor depende que nos sintamos seguros, premisa esencial del bienestar social, y para que una sociedad funcione con garantías, sin sumirse en el caos. Ha tenido que llegar una pandemia para que la sociedad abra los ojos y recapacite: somos más frágiles de lo que creíamos. Nadie se ha librado, tampoco la Región de Murcia, aunque la incidencia por Covid haya sido aquí más baja que en otras muchas comunidades. Por suerte, numerosos profesionales han salido al rescate.

Los héroes de ahora no llevan capa, pero sí EPI. No alardean de superpoderes, pero salvan vidas igualmente. Y sí, a ellos la pandemia también les ha golpeado con dureza, porque no son inmunes. Han demostrado gran valor, decisión, solidaridad y humanidad para ponerse en primera línea a la hora de protegernos, exponiendo sus propias vidas. De hecho, algunas se han quedado por el camino.

El personal sanitario representa el 17,2% del total de contagiados en la Región de Murcia y entre ellos más del 60% se ha producido en profesionales que trabajan en hospitales. Ya nadie podrá olvidar la imagen de los profesionales sanitarios atendiendo a los enfermos con protecciones hechas con bolsas de basura y con los hospitales desbordados, siendo como han sido, son y seguirán siendo la primera barrera de contención contra la enfermedad. Ocurrió en las primeras semanas y la respuesta fue inmediata. Nació un aplauso colectivo cargado de emotividad que se repetía cada tarde a las ocho en punto. ¿Quién puede olvidar la labor de las cajeras y reponedores de productos en supermercados cuando el miedo a lo desconocido llevó a los consumidores a abarrotar las tiendas? ¿Quién puede olvidar el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad a la hora de asegurar las restricciones de movilidad e informar puntualmente a los ciudadanos? ¿Quién puede dudar de la labor de farmacéuticos, profesores, profesionales de la limpieza o psicólogos en días tan duros? A todos ellos iba dirigido ese aplauso que con la desescalada se fue desvaneciendo, pero que resiste con fuerza en el interior de una colectividad que lo ha elevado a categoría de gesto de agradecimiento universal. Ahora se puede transmitir ese agradecimiento a viva voz cuando uno se encuentra con alguno de estos profesionales que han estado en primera línea, aunque el mayor agradecimiento, y sobre todo la mayor victoria, es que la sociedad les tenga presentes, que haya tomado conciencia de lo importante que es su labor. Por eso, este suplemento especial pretende ser un homenaje a todos ellos con motivo del Día de la Región.

Con la declaración del estado de alarma la Región de Murcia se paró, pero no por completo. Esta comunidad siempre ha presumido de ser la huerta de Europa y el sector agrario y todo lo que conlleva ha realizado un gran esfuerzo para abastecer con productos los supermercados. Desde el agricultor al transportista, el compromiso se reforzaba con un sentimiento de colectividad que permitió que el engranaje funcionara a la perfección. Sin duda, que el ciudadano comprobara que no había desabastecimiento de alimentos restó incertidumbre al confinamiento.

En los hogares, la inquietud por el miedo a lo desconocido también era aliviada por los medios de comunicación. Arrojando luz y aportando información válida y veraz se combate el poder pernicioso de las ‘fake news’. Por si había alguna duda, periódicos, radios y televisiones se afanaban en recordar continuamente que, en primera línea, se libraba una batalla contra la Covid-19. La Región se llenó de héroes anónimos a los que poco a poco se les fue poniendo nombre, cara y dándoles voz.

Los ejemplos de solidaridad hacia colectivos profesionales esenciales demuestran que la sociedad ha tomado conciencia de cuán necesarios son. Ante la llamada desesperada de quienes se enfrentaban al virus sin la protección adecuada se pusieron en marcha las iniciativas ‘makers’, que llevaron a un millar de murcianos a confeccionar todo tipo de productos de prevención y protección (viseras, mascarillas, gafas, pantallas…) cuando más falta hacían. También se multiplicaron las donaciones de productos de desinfección e incluso maquinaria. Y creció el número de voluntarios, que también se han descubierto como esenciales, para ayudar a desarrollar acciones sociales entre las familias con pocos recursos.